jueves, 4 de septiembre de 2014

De princesas, castillos, lagos, torres, puentes levadizos, unicornios, cisnes y otros menesteres.


He conocido dos princesas, pero de las de verdad, no las que heredan un título nobiliario, no, ellas son dos princesas puras.
Quizás ustedes se crucen con alguna y no logren reconocerla, ese es problema de ustedes.
Por mi parte tuve la dicha, (y aún la tengo, y la tendré hasta que las princesas me lo permitan), de poder compartir momentos de vida con ellas.
Nos encontramos, ellas como princesas y quién les escribe como caballero andante, pero cercano a caballero fugante; a partir de este encuentro algún que otro cisne nada en un lago encantado, un unicornio me planteó la imposibilidad de disfrazarse y por ello no concurrió a una cita, otro concurrió en algunas oportunidades pero con la condición de ser invisible e intangible para cualquiera que no fuéramos nosotros tres, a veces dudó un poco cuando este caballero fugante estaba con sólo una de las princesas y en alguna oportunidad me dejó solo; pero bueno a partir de estos sucesos crucé un puente levadizo, justo en el momento en que se elevaba, (puede parecer que tuve suerte, no lo sé pues quedé atrapado en el castillo), creí nunca lo haría.
Luego de tantos años de vagar por el mundo las encontré y compartimos de vez en cuando algunos minutos y / o horas, que para mí siempre son instantes infinitamente pequeños de felicidad, (ya ven como quedé atrapado dentro del castillo).
Siempre soñé convertirme en príncipe, es decir si alguna vez volvía a encontrar una (¡y esta vez fueron dos juntas!), soñé en transformarme de “caballero harapiento y fugante” en príncipe; pero por ahora, (y no se lo comenten a nadie, creo que sólo fue eso, un sueño), sólo he logrado ser como un, digamos, “agradable caballero andante con pretensiones de príncipe”.
Desde un tiempo atrás, la ciudad se había convertido en algo tenebroso, los lagos eran ciénagas, los cisnes habían volado y los unicornios morían uno tras otro, sin que nadie, incluso quién les escribe, hiciera algo.
Los asesinos de unicornios, de utopías y de cisnes, junto con los destructores de puentes levadizos y castillos dominaban, (y dominan), en todo el reino, no sólo en la ciudad. Pero a partir de este encuentro, les repito algunas cosas se han revertido y todo lo que ellas rocen por más tenebroso que sea no logra conservar su naturaleza y se transforma el un paraíso, del cual ellas son sus creadoras y, perdón por la redundancia, sus princesas.
Ahora bien, pueden surgir algunas dificultades, si las princesas plantean la posibilidad de serlo, siempre y cuando se las tome como personajes de un cuento, pero fuera de él quieren volver a ser “normales”, deberé demostrarles que no deberían adoptar esa postura , que cuando un ser está destinado a ser algo, (en este caso una princesa), no puede ni debe luchar contra ello; (aunque ese destino se lo haya determinado, sin consultarla, un soñador como quién escribe).
Las princesas cuando escapan de sus torres para encontrarse con este caballero, pueden pensar en representar su rol durante cierto tiempo, (da la impresión que hay veces que se apodera de ellas un hechizo), pues luego se comportan de una forma que causa perplejidad en este caballero.; es decir, se esfuerzan, (o allí es cuando se apodera de ellas el hechizo del cual les hablé), como les decía; se esfuerzan en ser “normales”.
Si esta posición se tornara dominante, el caballero, comenzaría a ver nuevamente las ciénagas, los molinos de viento serían eso, solo molinos, los cisnes se volarían hacia parajes más benévolos y los Unicornios en silencio, sin que nadie los vea, comenzarían a llorar viendo como los harapos cubren el pobre cuerpo de un caballero fugante.
Pero sé que esto no sucederá, que aunque ellas representen el rol de “normales”, ese sería el personaje, pues como ya les dije están condenadas por quién escribe a ser princesas, no pudiendo escapar a su destino real. Podrán no reconocerse como tales ante este caballero, pero estoy seguro que existirá otro que las pueda reconocer y así no podrán escapar a su destino, siempre serán princesas y los lagos encantados, los cisnes, los molinos de viento y por sobre todo los unicornios seguirán existiendo.