Los
fantasmas.
MARZO DE 1996
Fabio
y Francisco son dos ex compañeros de una escuela de cine. El primero, desde
hace un año vive en Buenos Aires; volvió a Rosario luego de cinco meses de
ausencia.
Francisco
debe terminar este año la escuela, y, para ello, luego de cursar todas las
materias, obtener su título con una realización importante.
Se
hallan en la casa de Juan, el primo de Fabio, más precisamente en la cocina,
sentados a una vieja mesa marrón, de esas que se encuentran en las casas de
estudiantes; la habitación es luminosa gracias a un amplio ventanal que da a un
pequeño patio. Es un cálido mediodía de marzo.
Francisco,
enciende un cigarrillo y con aire de burla pregunta:
-
¿ Qué tal Buenos Aires ?.
Fabio,
trata de dispersar el humo con la mano.
-
¿ Sabés que no la conozco ?..., ¡ un
caos!.... Todos apurados, grises, sin un rumbo fijo; y del humo y la basura ni
te cuento.
Francisco,
arqueando las cejas y luego de una pausa.
-
Después del corto que hiciste, aquel... , el de los dos viejos...; ¿ terminaste
algún otro ?.
Fabio,
le acerca un cenicero a Francisco y responde vacilante:
-
No, me dediqué a escribir dos guiones que espero poder grabar este año... Bah,
creo...
Francisco, coloca el cigarrillo en el cenicero y con cierta
molestia
-
¡ Qué bárbaro !. Yo ni siquiera tengo una mísera computadora para poder
escribir uno, tranquilo y prolijo.
Fabio, sorprendido
-
Pero usá la de Juan, que tenés aquí.
Señala
hacia una habitación contigua y prosigue.
-
Arreglen los
horarios y te venís, no va a ser lo mismo que tenerla en tu casa, pero algo es
algo.
Francisco, mirando hacia donde le indicó su amigo.
-
El guión que tengo pensado es uno que vengo escribiendo hace un año.
Fabio, frunciendo el ceño.
-
¿ Cuál ?, ¿ "Marzo del ochenta y nueve" ?.
Francisco,
respira profundamente y frunciendo la boca asiente.
MARZO DE 1989.
El
atardecer del día once de marzo de mil novecientos ochenta y nueve, Luis espera
junto al río. El sol empieza a ocultarse, los últimos paseantes se han
marchado.
Enciende
una radio, pasa el dial hasta escuchar un tema musical; éste termina y el
locutor dice:
- Sábado once de marzo de mil novecientos
ochenta y nueve, un día para no olvidar.
Luego
se escucha otro tema musical.
Ella
llega, sus cabellos dorados opacan los rayos del sol, él no sólo la ve, sino
que la siente, sabe que lo transportará a esa tierra de la que cree no querrá
volver; es muy bella, inteligente, libre. Él, alguien que cree haber sido
golpeado por la vida, pero...
Aparece
desde atrás y se sienta en la arena de espaldas al río, frente a Luis.
MARZO DE 1996.
Fabio
y Francisco siguen charlando en el comedor, el primero incorporándose de la
silla y dirigiéndose a preparar todo para cebar mates acota sonriendo:
-
¿ No te parece un poco trivial ?. No sé, digo...
Francisco, siguiendo con la vista a su amigo y sin comprender
en su totalidad la acotación.
- Puede ser.
Fabio, colocando la pava en la cocina, continúa arrogante.
-
El río, la radio, el atardecer...; recursos muy usados. Cine argentino de los cincuenta,
querido.
Francisco, apaga el cigarrillo, aplastándolo en el cenicero,
y dudando responde.
-
Sí..., tal vez se pueda cambiar algo.
MARZO DE 1989.
El
atardecer del día once de marzo de mil novecientos ochenta y nueve, Luis
sentado a la mesa de un bar, enciende un cigarrillo.
Ella
llega, toma asiento frente a Luis.
Él
la observa, está hermosa, radiante; le entrega una rosa roja.
Ella
tomándola entre sus manos comienza a llorar.
MARZO DE 1996.
Fabio,
trayendo el mate y colocando la yerba, acota:
-
Ahora es más como normal, ¿ no ?. Pero hay algo que olvidaste.
-
Francisco lo mira, en un gesto mudo
pregunta "¿ qué ? , Fabio continúa:
-
¿ Cómo sabe el espectador que es el día once de marzo de mil novecientos
ochenta y nueve ?.
Francisco, un poco molesto, vacila
-
Y... , qué sé yo... , dentro del cuadro ubico un almanaque y listo.
Fabio
lo observa con una expresión mezcla de asombro y reprobación, comenta:
-
Mirá que la hacés fácil vos, ¿ eh ?.
FEBRERO DE 1989.
Todo
comenzó como un juego.
Luis
y su mejor amigo, Roberto, van al consultorio de un sicólogo a buscar a Sandra,
la mujer de este último.
Es
un día soleado y apacible. Esperan en la puerta hasta que sale con unas amigas
o compañeras de sesión. Saludan. Una de ellas se muestra distante y altiva.
Sandra,
Roberto y Luis comienzan a caminar, luego de unos instantes en silencio, Luis
le pregunta a Sandra:
Luis, visiblemente alterado y encendiendo un cigarrillo.
-
¿Quién era la chica esa... la que tenía puesto un jardinero?, es bastante antipática,
casi ni saludó.
Sandra
aminora el paso y molesta responde:
-
Esa antipática, se llama Gabriela y es mi mejor amiga.
Siguen
viaje. Los dos amigos y Sandra se confunden con la muchedumbre buscando un taxi
que los aleje del infernal ruido del centro rosarino.
MARZO DE 1996.
Fabio
y Francisco se encuentran ahora en el dormitorio de Juan donde en un rincón se
ve una computadora.
La
habitación es grande, hay una cama deshecha, una mesita marrón con algunos
papeles dispersos; un sillón de pana roja, un viejo televisor que ya pide
reemplazo, algunos cuadros y una biblioteca un poco maltratada por los años,
con escasos libros y adornos, muy probablemente regalos de pretéritos
cumpleaños.
La
computadora está junto a un ventanal que da a la calle; Fabio la enciende y
coloca un programa de juegos. Tratando de cambiar de tema, pregunta:
-
¿ Jugamos un poco ?.
Francisco,
acercando una silla al escritorio donde está la computadora, con desgano
responde:
-
No me gusta jugar contra otra persona. Preparálo para jugar de a uno.
Fabio, un poco molesto, se corre para dejarle lugar a
Luis.
-
¡ Qué cortado, che !.
Francisco,
toma asiento observando la pantalla, tras una pausa responde muy tranquilo:
-
Y..., si no me gusta, no me gusta.
FEBRERO DE 1989.
A
los pocos días organizan un asado en casa de Roberto y Sandra; ella invita a
Gabriela.
Roberto
y Luis se encuentran encendiendo el fuego. El día es espléndido. Se oye el
trinar de los pájaros y el crepitar de la leña; una suave brisa acaricia el
patio.
Se
escucha el timbre.
Sandra
que se halla dentro de la casa, abre la puerta; es Gabriela.
Sandra,
cerrando la puerta y besando en la mejilla a Gabriela, dice:
-
¡ Hola !. ¿ Sabés que invitamos también a un amigo de Roberto ?, se llama Luis.
Gabriela
responde el saludo y, un poco sorprendida y algo molesta, luego de un momento,
exclama:
-
¡ Qué bien !, así que seremos dos parejitas.
Luego
de atravesar una pequeña cocina comedor llegan al patio.
Roberto
y Luis están charlando, no perciben la presencia de las chicas.
Sandra, sonriendo,
interrumpe.
-
Muchachitos, esta es Gabriela.
Roberto
se da vuelta y se dirige, limpiándose las manos, hacia Gabriela. La besa en la
mejilla y ella responde un poco turbada.
-
Ho... , Hola.
Roberto, tomando a Luis del brazo.
-
Hola, este es Luis..., el hermano que me dio la vida.
Luis
camina hacia Gabriela e intenta besarla; ella contiene el avance extendiéndole
la mano e indiferente le dice:
-
Hola.
Luis,
encandilado por la belleza de Gabriela, sólo atina entonces a saludar con
cierta timidez.
-
¡ Hola !.
Sandra
y Gabriela vuelven al comedor, dejando solos a Luis y Roberto.
Luis
las sigue con la mirada, comentándole a su amigo con aire cómplice:
-
Che, está linda; de verdad valía la pena...
Roberto
vuelve junto al asador y remueve el fuego. Luego gira y responde sonriendo:
-
Sí, ya lo creo; de primera... ¿ no ?.
Se
escucha un cassette de Les Luthieres, todos se divierten, mientras lo escuchan
comienzan a almorzar.
Roberto
sirve el asado. Son cuatro a la mesa, Gabriela está sentada frente a Luis y
Sandra frente a Roberto. Luis levanta con su tenedor un trozo de asado de tira
y al tiempo que se lo ofrece a Roberto, comenta con intención:
-
Che, Roberto, esto tiene una pinta bárbara. ¿ Qué me decís ?.
Roberto,
sirve en los cuatro vasos. Siguiéndole el juego de la intención responde:
-
Con la pinta no hacemos nada, hermano... lo bueno es que sea tierna.
Sandra
los observa, ajena al doble juego.
-
Vos les tirás una costilla, unos chinchulines , unas cuantas botellas de
vino... y ya está; con un poco de carne, son felices...
Gabriela
tomando un poco de vino, y con cierta ironía agrega:
-
Sí, pero por lo menos, agradezcamos que no escuchan el partido.
Luis,
apura un trozo de asado, mira su reloj y le guiña un ojo a Roberto.
-
¡ Uy... tiene razón, poné el partido !. ¡ Ya empezó !.
Sandra
y Gabriela se miran indignadas.
Roberto,
y para que no estalle una bomba, sonriendo acota:
-
No se preocupen, fue una broma. Hoy no juega el glorioso Newells.
Las
chicas sonríen, y; como los dos muchachos, se concentran en el asado.
Sobre
la mesa sólo se ven los platos con huesos, dos botellas de vino vacías y una
tercera por la mitad.
Roberto
está pelando una mandarina. Sandra comienza a ordenar un poco la mesa.
Las
miradas de Gabriela y Luis se han encontrado en varias ocasiones, en una de
ellas Luis sintió algo que en su momento no pudo descifrar.
Roberto, mirando a Sandra y sonriendo, exclama:
-
Luis, ¿ qué tal si vamos al río ?.
Luis
no escucha, nadie responde.
Gabriela
se incorpora y se desliza en una reposera vecina y al tiempo que se estira en
ella y cierra los ojos, en voz baja comenta casi para sí:
-
No,... mejor nos quedamos aquí; ... estamos tan bien.
MARZO DE 1996.
Francisco
empieza a jugar en la computadora y Fabio observando la pantalla pregunta:
-
Decime,... ¿ qué edades tienen los personajes ?... Roberto, Gabriela...
Francisco, atento al juego.
-
Luis 23, Gabriela unos 24, Roberto 27 y Sandra es la mayor, 35..., 37, mas o
menos.
Fabio. sigue
mirando la pantalla.
-
El guión..., digo yo, ¿ no ?. Hace una
pausa y se decide. ¿ No te parece muy lineal ?
Francisco
deja de jugar, gira la cabeza, mira a Fabio, y le responde con fastidio:
-
Si querés te dejo la idea, y vos escribís el guión.
Fabio
lo mira. No le responde.
FEBRERO DE 1989.
Anochece.
Gabriela,
Sandra, Roberto y Luis están en la puerta de calle.
Luis,
señalando hacia un ciclomotor, (se lo había comprado unos meses antes), le dice
a Gabriela:
-
¿ Te llevo ?.
Gabriela, gratamente sorprendida.
-
¡ Bueno, gracias !.
Roberto
y Sandra perplejos, mirándose entre sí, comentan al unísono:
-
Gabriela, tené cuidado.
Roberto
con el índice se toca bajo un ojo, y girando la cabeza para mirar a Luis.
-
Luis, tené cuidado.
Gabriela, subiéndose al ciclomotor.
-
¿ Con el ciclomotor ?.
Sandra,
sonriendo.
-
También... también...
Gabriela
y Luis salen soltando una ruidosa carcajada.
Atraviesan
toda la ciudad, en su camino se encuentran con el parque Alem, un lugar que en
esa época del año y a esa hora, (es ya
de noche), luce espléndido con sus árboles bañados por la luz de la luna y el
aroma fresco del río, luego toman por una avenida; Gabriela, debido al intenso
tránsito, se aferra a Luis, quién sonríe y aminora la marcha; seguidamente
comienzan a circular por otra avenida y pasan por el parque Independencia, el
pulmón rosarino, después de transitar unas veinte cuadras desde éste último
parque, llegan al domicilio de Gabriela.
Éste
se halla en una zona semi céntrica. Gabriela desciende del ciclomotor y
caminando hacia la puerta dice:
-
Gracias Luis, fue un día bárbaro.
Luis, sobre el ciclomotor en marcha.
-
Chau, yo también la pasé muy bien.
Se
miran, él parte. Ella entra y cierra.
MARZO DE 1996.
Francisco
se equivoca en el juego y se molesta, luego, con la vista fija en la pantalla
pregunta.
-
¿ Porqué no jugamos y nos olvidamos del guión?. Si sigo hablando no voy a ganar
nunca.
Fabio, ofuscado, lo mira a Francisco.
-
¿ Pero, qué te pasa?. ¡ Che !. ¡ El guión es mucho más importante que un juego
!.
Francisco, no lo mira, habla a la pantalla.
-
¿ Estás seguro?.
FINALES DE FEBRERO DE 1989.
Es
un típico mediodía rosarino, húmedo y caluroso.
Un
muchacho con un ramo de rosas rojas, espera impaciente detrás de la puerta de
vidrio del edificio donde vive Gabriela. Mira hacia su interior.
Gabriela
baja del ascensor; se la ve muy hermosa, con un vestido negro y muy bien
maquillada; se dirige hacia la puerta.
Mientras sostiene ésta con el pie, el muchacho le entrega el ramo y dice:
-
Buenos días, ¿ me firma aquí ?.
Gabriela,
sin comprender muy bien la situación y buscando una tarjeta en el ramo; que no
encuentra, pregunta:
-
¿ Quién las manda ?.
Empleado, con notable desgano y encogiéndose de hombros.
-
Ni idea, yo sólo las entrego. A mí me las dan, y salgo. Más, no sé.
Gabriela, confusa.
-
Bueno, muchas... gracias.
Cierra
la puerta.
Nuevamente
el muchacho del día anterior, espera impaciente detrás de la puerta de vidrio
del edificio donde vive Gabriela, con un ramo de rosas rojas.
Gabriela,
vestida con un vaquero, una blusa blanca y sin maquillar; baja del ascensor y
se dirige hacia la puerta. Mientras sostiene ésta con el pie, el muchacho le
entrega el ramo.
-
Buenos días, ¿ me firma aquí ?.
Gabriela,
pregunta:
-
¿ Éstas tampoco tienen tarjeta, no ?.
Empleado, sonriendo y
encogiéndose de hombros.
-
No.
Gabriela, cerrando la puerta.
- Gracias.
Pasados
tres días del último ramo, y a la misma hora que en las ocasiones anteriores,
suena el portero eléctrico; Ella está desarreglada haciendo la limpieza; tiene
puesto un batón, un pañuelo en la cabeza y está descalza. Creyendo que quién
llama es otro empleado de la florería, le indica que suba.
Gabriela
está escuchando "Manuelita".
Suena
el timbre, abre sin preguntar; es otro ramo de rosas, pero quién lo lleva es
Luis.
Gabriela
trata de justificar su desarreglo. Luis ríe.
Ella
busca debajo de la cama unas zapatillas, cuando las encuentra se incorpora y
tira un florero.
Ella
está más nerviosa aún y Luis más divertido.
Gabriela
opta por sentarse y asumir la situación. Se distiende y sonríe.
El
tema musical termina.
Luis
le acerca por fin el ramo. Ella lo toma, desprende un sobre y retira una hoja
de su interior, mira a Luis en gesto de pregunta. Éste la alienta, la incita a
que lea. Ella comienza a hacerlo.
Por
una mirada.
Sentí
que el mundo podía ser mío,
que
todo era posible, realizable;
supe
que no había nada superior a este sentimiento, Gabriela se
comprendí
que vivir era algo bueno. emociona a
medida que lee.
¿
Porqué todo esto ?,
por
una mirada que duró cinco minutos.
Ninguno
de los dos habló, nos miramos; Gabriela
por
tus ojos pude contemplar el universo. mira
a Luis
y continúa.
Hoy
deseo verte, que me mires,
penetrar
en tu ser a través de tus ojos, Luis, ingresa al departamento
saber
que estás ahí, y confirmarte que,
siempre
estarás en mí.
Gabriela lo sigue con
la mirada y sonríe.
Gabriela
lee en voz alta.
-
Para Gabriela...
No
puede continuar leyendo la dedicatoria, Luis la ayuda.
-...
la mujer más dulce
Gabriela
termina.
-
...que jamás haya conocido. Luis.
MARZO DE 1996.
Francisco
pierde el juego y se vuelve hacia Fabio diciendo:
-
¡ Te dije !, no tengo que hablar del guión mientras juego.
Fabio, comienza a jugar en la computadora, acota:
-
Dejate de estupideces; ¿ la poesía es tuya ?.
Francisco, con un gesto de asombro.
-
¿ Mía ?, ¡ Cómo se te ocurre !. Es de Luis, querido...
FINALES DE FEBRERO DE 1989.
Gabriela
está muy emocionada, trata de arreglarse sus rubios cabellos, y con un fulgor
indescriptible en los ojos, se pone de pie y va hacia Luis al que, abraza y
besa.
-
Todo esto es muy hermoso, muy hermoso. No sé si por lo inesperado o.. , pero
hermoso...
Luis,
responde a los abrazos y besos.
Gabriela
deja el ramo sobre la mesa, se lleva el poema y se sienta en la cama; Luis se
ubica en una silla y la observa. Ella con una seña lo llama, Luis se incorpora
y va a su encuentro; se abrazan y comienzan, con lentitud, a quitarse la ropa.
Gabriela
enciende un radio grabador y pregunta:
-
¿ Estás totalmente loco, no ?.
Luego,
como corrigiéndose, sigue:
-
Estamos totalmente locos, ¿ no ?.
Luis
no responde; se comienza a escuchar la
"Quinta sinfonía ", de Beethoven.
Se
oye la voz de Fabio interrumpiendo el relato de Francisco.
-
¡ Che, Francisco,...
MARZO DE 1996.
Francisco
inicia un nuevo juego en la computadora, pero solo oprime una tecla, pierde,
vuelve a jugar, pierde; no oye a su compañero.
Fabio
continúa la frase, mira y pasa una mano por delante de la cara de Luis,
exclamando:
-
.... esa parte no es creíble para nada !.
Tenés que matizarla un poco con alguna otra acción... ¡ Che, escuchame !.
Francisco
sigue oprimiendo la tecla, en un momento deja de hacerlo y asume un aire
pensativo respondiendo:
-
Bueno..., puede no ser tan así.
FINALES DE FEBRERO DE 1989.
Gabriela
deja el ramo sobre la mesa, y sobre éste el poema; se sienta e invita a Luis a
hacer lo mismo.
Éste
lo hace y luego de unos instantes Gabriela le dice:
-
No sé que decir después de esto... ¿ Querés tomar algo ?.
Luis, sonriendo.
-
Unos mates. ¿ Puede ser ?.
Gabriela
se incorpora y se dirige a la cocina, entretanto Luis curiosea en la
biblioteca, seleccionando "Rayuela", de Cortázar; hojeándolo comenta:
-
Así que también sos amante de Cortázar, "Rayuela", es la expresión
máxima de la locura linda, ¿no te parece ?.
Gabriela, trayendo unas galletitas, y un tanto pensativa.
-
Sí, puede ser, pero como obra literaria; a nadie se le ocurriría tratar de
vivir como los personajes.
Luis, sorprendido.
-
Mirá vos, yo creía que podrías ser mi "Maga".
Gabriela
y Luis se encuentran aún sentados a la mesa, sobre ésta se ve un paquete de
galletitas vacío.
Ya
está oscureciendo cuando Luis se incorpora para marcharse, Gabriela lo observa
con un brillo intenso en los ojos, Luis se acerca a la puerta y en ese momento
Gabriela le dice en un tono muy dulce:
-
¿ No te querés quedar conmigo esta noche ?.
Luis, sin poder ocultar su sorpresa.
-
¿ Qué ?... Claro que quiero, y no sólo hoy sino todas las noches.
Se
dirigen a la cama, comienzan a quitarse lentamente la ropa.
Hacen
el amor apasionadamente. Gabriela se detiene en su accionar y escucha; luego
dice:
-
¿ Llueve ?. Sonríe.
Luis, feliz.
-
¡ Llueve !
Se
duermen.
Por
la madrugada, cuando Luis se está vistiendo para marcharse, Gabriela le
pregunta adormilada:
-
Pensaba... ¿ No te querés venir a vivir acá ?.
Luis, sonriendo.
-
Dejámelo pensar un día y te respondo.
Gabriela, con un tono imperativo, y besándolo.
-
¡ Ésta noche me contestás !.
Luis, saliendo del departamento, con aire de burla.
-
Sí, mi adorable criatura.
Luis
cierra y sale.
Esa
noche Luis aparece en la puerta del departamento de Gabriela, ella abre y lo ve
tapado por tres bolsos, en el piso hay una valija.
Luis, un poco agitado, pregunta:
-
¿ Seguís manteniendo la propuesta ?
Ella
no contesta, lo ayuda a entrar las cosas.
MARZO DE 1996.
Fabio
y Francisco siguen jugando con la computadora.
Fabio, temeroso, acota:
-
Está bien, ahora es un poco más creíble, pero... ¿ no te parece que sigue
siendo un poco apresurado lo del acto amoroso?.... Volteársela así, casi sin
preámbulo.
Francisco, ya fuera de sus cabales.
-
Pero, ¡ vos que querés, ¿ qué lo haga esperar un año al pobre de Luis ? !,
dejate de embromar y seguí escuchando...
Aparte... el guión no puede durar más de diez minutos... ¿ con qué lo
pago sino ?... Además no se la "voltea".
Francisco
lo mira, réprobo, a Fabio; y continúa.
- Hacen el amor.
MARZO DE 1989.
Ella
llega, sus cabellos dorados opacan los rayos del sol, él no sólo la ve, sino
que la siente, sabe que lo transportará a esa tierra de la que cree no querrá
volver; es muy bella, inteligente, libre. Él, alguien que cree haber sido
golpeado por la vida, pero...
Aparece
desde atrás y se sienta en la arena de espaldas al río, frente a Luis
La
siente llegar, cuando la ve desaparece el río y todo lo demás. Ella se acerca y
le dice:
-
Estoy embarazada.
Luis
solo dice:
-
Hola, mi amor.
La
respuesta esconde una especie de confusión, mezcla de felicidad y terror;
intenta abrazarla. Ella separándolo le responde:
-
No quiero tenerlo.
Aquí
la actitud de Luis cambia, se siente envejecer. Con el rostro desfigurado por
el dolor, le dice:
Se
escucha la voz de Fabio.
-
¡ Pará, pará !,...
MARZO DE 1996.
Fabio,
alarmado, completa la frase, palmeándole el hombro, le grita a Francisco:
-
... ¿ no habías dicho que la escena que dejabas era la del bar ?.
Francisco,
llevándose la mano a la frente, se incorpora y saliendo de la habitación por la
derecha responde:
-
¡ Tenés razón, que estúpido! .
MARZO DE 1989.
Se
sorprende al verla llorar. Es todavía más hermosa. Todo el bar queda
mágicamente vacío.
Luis
y Gabriela están sentados; se los ve hablando pero no se los escucha; ella ya
no llora.
En
la barra un mozo termina de preparar un café.
Se
oye la voz de Gabriela.
-
...Y no voy a tenerlo.
Gabriela
se incorpora mirando fijamente a Luis.
Aquí
la actitud de Luis cambia, se siente envejecer. Con el rostro desfigurado por
el dolor, dice:
-
Si existe..., la decisión es de los dos.
Ella
da unos pasos atrás, y con indiferencia responde:
-
Lo que se está gestando es parte de mi cuerpo... Y yo dispongo de él.
La
puerta del bar se abre y por ella ingresa Francisco, lo hace por la izquierda. Está vestido igual
que en la época posterior, al llegar a la mesa donde se hallan Luis y Gabriela
le dice a ésta:
-
¿ Que están diciendo ?... ¡ El guión no es así !... eh..., vos tenes que callar
y Luis te dice...
Ninguno
de los dos advierte la presencia de Francisco, continúan con su historia.
Con
la voz apagada, Luis le ruega:
-
¡ Por favor..., no !.
Francisco trata de interrumpir a Luis.
-
¡ No Luis, así no; vos la convencés... la tenés que convencer para que todo
termine bien !
Ella
en un tono duro y terminante aclara:
-
Está decidido, no lo voy a tener.
Francisco
fuera de sí exclama:
-
No... , esto es lo que pasó en realidad... , pero el guión termina bien; ¡ Luis !, vos sos un personaje... , no me
representes a mí.
Gabriela
da media vuelta y se marcha.
Francisco,
tirando el guión al piso, sale detrás de ella.
Luis
queda solo, con una rosa roja como mudo testigo de su derrota.
FIN.