domingo, 22 de marzo de 2015

Los fantasmas.




  Los fantasmas.


MARZO DE 1996
 
Fabio y Francisco son dos ex compañeros de una escuela de cine. El primero, desde hace un año vive en Buenos Aires; volvió a Rosario luego de cinco meses de ausencia.
Francisco debe terminar este año la escuela, y, para ello, luego de cursar todas las materias, obtener su título con una realización importante.
Se hallan en la casa de Juan, el primo de Fabio, más precisamente en la cocina, sentados a una vieja mesa marrón, de esas que se encuentran en las casas de estudiantes; la habitación es luminosa gracias a un amplio ventanal que da a un pequeño patio. Es un cálido mediodía de marzo.
Francisco, enciende un cigarrillo y con aire de burla pregunta:
- ¿ Qué tal Buenos Aires ?.
Fabio, trata de dispersar el humo con la mano.
- ¿ Sabés que no la conozco ?...,  ¡ un caos!.... Todos apurados, grises, sin un rumbo fijo; y del humo y la basura ni te cuento.
Francisco, arqueando las cejas y luego de una pausa.
- Después del corto que hiciste, aquel... , el de los dos viejos...; ¿ terminaste algún otro ?.
Fabio, le acerca un cenicero a Francisco y responde vacilante:
- No, me dediqué a escribir dos guiones que espero poder grabar este año... Bah, creo...
Francisco, coloca el cigarrillo en el cenicero y con cierta molestia
- ¡ Qué bárbaro !. Yo ni siquiera tengo una mísera computadora para poder escribir uno, tranquilo y prolijo.
Fabio, sorprendido
- Pero usá la de Juan, que tenés aquí.
Señala hacia una habitación contigua y prosigue.
-          Arreglen los horarios y te venís, no va a ser lo mismo que tenerla en tu casa, pero algo es algo.
Francisco, mirando hacia donde le indicó su amigo.
- El guión que tengo pensado es uno que vengo escribiendo hace un año.
Fabio, frunciendo el ceño.
- ¿ Cuál ?, ¿ "Marzo del ochenta y nueve" ?.
Francisco, respira profundamente y frunciendo la boca asiente.


MARZO DE 1989.

El atardecer del día once de marzo de mil novecientos ochenta y nueve, Luis espera junto al río. El sol empieza a ocultarse, los últimos paseantes se han marchado.
Enciende una radio, pasa el dial hasta escuchar un tema musical; éste termina y el locutor dice:
 - Sábado once de marzo de mil novecientos ochenta y nueve, un día para no olvidar.
Luego se escucha otro tema musical.
Ella llega, sus cabellos dorados opacan los rayos del sol, él no sólo la ve, sino que la siente, sabe que lo transportará a esa tierra de la que cree no querrá volver; es muy bella, inteligente, libre. Él, alguien que cree haber sido golpeado por la vida, pero...
Aparece desde atrás y se sienta en la arena de espaldas al río, frente a Luis.


MARZO DE 1996.

Fabio y Francisco siguen charlando en el comedor, el primero incorporándose de la silla y dirigiéndose a preparar todo para cebar mates acota sonriendo:
- ¿ No te parece un poco trivial ?. No sé, digo...
Francisco, siguiendo con la vista a su amigo y sin comprender en su totalidad la acotación.
 - Puede ser.
Fabio, colocando la pava en la cocina, continúa arrogante.
- El río, la radio, el atardecer...; recursos muy usados. Cine argentino de los cincuenta, querido.
Francisco, apaga el cigarrillo, aplastándolo en el cenicero, y dudando responde.
- Sí..., tal vez se pueda cambiar algo.


MARZO DE 1989.

El atardecer del día once de marzo de mil novecientos ochenta y nueve, Luis sentado a la mesa de un bar, enciende un cigarrillo.
Ella llega, toma asiento frente a Luis.
Él la observa, está hermosa, radiante; le entrega una rosa roja.
Ella tomándola entre sus manos comienza a llorar.


MARZO DE 1996.

Fabio, trayendo el mate y colocando la yerba, acota:
- Ahora es más como normal, ¿ no ?. Pero hay algo que olvidaste.
- Francisco lo mira,  en un gesto mudo pregunta "¿ qué ? , Fabio continúa:
- ¿ Cómo sabe el espectador que es el día once de marzo de mil novecientos ochenta y nueve ?.
Francisco, un poco molesto, vacila
- Y... , qué sé yo... , dentro del cuadro ubico un almanaque y listo.
Fabio lo observa con una expresión mezcla de asombro y reprobación, comenta:
- Mirá que la hacés fácil vos, ¿ eh ?.


FEBRERO DE 1989.

Todo comenzó como un juego.
Luis y su mejor amigo, Roberto, van al consultorio de un sicólogo a buscar a Sandra, la mujer de este último.
Es un día soleado y apacible. Esperan en la puerta hasta que sale con unas amigas o compañeras de sesión. Saludan. Una de ellas se muestra distante y altiva.
Sandra, Roberto y Luis comienzan a caminar, luego de unos instantes en silencio, Luis le pregunta a Sandra:
Luis, visiblemente alterado y encendiendo un cigarrillo.
- ¿Quién era la chica esa... la que tenía puesto un jardinero?, es bastante antipática, casi ni saludó.
Sandra aminora el paso y molesta responde:
- Esa antipática, se llama Gabriela y es mi mejor amiga.
Siguen viaje. Los dos amigos y Sandra se confunden con la muchedumbre buscando un taxi que los aleje del infernal ruido del centro rosarino.


MARZO DE 1996.

Fabio y Francisco se encuentran ahora en el dormitorio de Juan donde en un rincón se ve una computadora.
La habitación es grande, hay una cama deshecha, una mesita marrón con algunos papeles dispersos; un sillón de pana roja, un viejo televisor que ya pide reemplazo, algunos cuadros y una biblioteca un poco maltratada por los años, con escasos libros y adornos, muy probablemente regalos de pretéritos cumpleaños.
La computadora está junto a un ventanal que da a la calle; Fabio la enciende y coloca un programa de juegos. Tratando de cambiar de tema, pregunta:
- ¿ Jugamos un poco ?.
Francisco, acercando una silla al escritorio donde está la computadora, con desgano responde:
- No me gusta jugar contra otra persona. Preparálo para jugar de a uno.
Fabio, un poco molesto, se corre para dejarle lugar a Luis.
- ¡ Qué cortado, che !.
Francisco, toma asiento observando la pantalla, tras una pausa responde muy tranquilo:
- Y..., si no me gusta, no me gusta.


FEBRERO DE 1989.

A los pocos días organizan un asado en casa de Roberto y Sandra; ella invita a Gabriela.
Roberto y Luis se encuentran encendiendo el fuego. El día es espléndido. Se oye el trinar de los pájaros y el crepitar de la leña; una suave brisa acaricia el patio.
Se escucha el timbre.
Sandra que se halla dentro de la casa, abre la puerta; es Gabriela.
Sandra, cerrando la puerta y besando en la mejilla a Gabriela, dice:
- ¡ Hola !. ¿ Sabés que invitamos también a un amigo de Roberto ?, se llama Luis.
Gabriela responde el saludo y, un poco sorprendida y algo molesta, luego de un momento, exclama:
- ¡ Qué bien !, así que seremos dos parejitas.
Luego de atravesar una pequeña cocina comedor llegan al patio.
Roberto y Luis están charlando, no perciben la presencia de las chicas.
Sandra,  sonriendo, interrumpe.
- Muchachitos, esta es Gabriela.
Roberto se da vuelta y se dirige, limpiándose las manos, hacia Gabriela. La besa en la mejilla y ella responde un poco turbada.
- Ho... , Hola.
Roberto, tomando a Luis del brazo.
- Hola, este es Luis..., el hermano que me dio la vida.
Luis camina hacia Gabriela e intenta besarla; ella contiene el avance extendiéndole la mano e indiferente le dice:
- Hola.
Luis, encandilado por la belleza de Gabriela, sólo atina entonces a saludar con cierta timidez.
- ¡ Hola !.
Sandra y Gabriela vuelven al comedor, dejando solos a Luis y Roberto.
Luis las sigue con la mirada, comentándole a su amigo con aire cómplice:
- Che, está linda; de verdad valía la pena...
Roberto vuelve junto al asador y remueve el fuego. Luego gira y responde sonriendo:
- Sí, ya lo creo; de primera... ¿ no ?.

Se escucha un cassette de Les Luthieres, todos se divierten, mientras lo escuchan comienzan a almorzar.
Roberto sirve el asado. Son cuatro a la mesa, Gabriela está sentada frente a Luis y Sandra frente a Roberto. Luis levanta con su tenedor un trozo de asado de tira y al tiempo que se lo ofrece a Roberto, comenta con intención:
- Che, Roberto, esto tiene una pinta bárbara. ¿ Qué me decís ?.
Roberto, sirve en los cuatro vasos. Siguiéndole el juego de la intención responde:
- Con la pinta no hacemos nada, hermano... lo bueno es que sea tierna.
Sandra los observa,  ajena al doble juego.
- Vos les tirás una costilla, unos chinchulines , unas cuantas botellas de vino... y ya está; con un poco de carne, son felices...
Gabriela tomando un poco de vino, y con cierta ironía agrega:
- Sí, pero por lo menos, agradezcamos que no escuchan el partido.
Luis, apura un trozo de asado, mira su reloj y le guiña un ojo a Roberto.
- ¡ Uy... tiene razón, poné el partido !. ¡ Ya empezó !.
Sandra y Gabriela se miran indignadas.
Roberto, y para que no estalle una bomba, sonriendo acota:
- No se preocupen, fue una broma. Hoy no juega el glorioso Newells.
Las chicas sonríen, y; como los dos muchachos, se concentran en el asado.

Sobre la mesa sólo se ven los platos con huesos, dos botellas de vino vacías y una tercera por la mitad.
Roberto está pelando una mandarina. Sandra comienza a ordenar un poco la mesa.
Las miradas de Gabriela y Luis se han encontrado en varias ocasiones, en una de ellas Luis sintió algo que en su momento no pudo descifrar.
Roberto, mirando a Sandra y sonriendo, exclama:
- Luis, ¿ qué tal si vamos al río ?.
Luis no escucha, nadie responde.
Gabriela se incorpora y se desliza en una reposera vecina y al tiempo que se estira en ella y cierra los ojos, en voz baja comenta casi para sí:
- No,... mejor nos quedamos aquí; ... estamos tan bien.



MARZO DE 1996.

Francisco empieza a jugar en la computadora y Fabio observando la pantalla pregunta:
- Decime,... ¿ qué edades tienen los personajes ?... Roberto, Gabriela...
Francisco, atento al juego.
- Luis 23, Gabriela unos 24, Roberto 27 y Sandra es la mayor, 35..., 37, mas o menos.
Fabio.  sigue mirando la pantalla.
- El guión..., digo yo, ¿ no ?. Hace una pausa y se decide. ¿ No te parece muy lineal ?
Francisco deja de jugar, gira la cabeza, mira a Fabio, y le responde con fastidio:
- Si querés te dejo la idea, y vos escribís el guión.
Fabio lo mira. No le responde.


FEBRERO DE 1989.
Anochece.
Gabriela, Sandra, Roberto y Luis están en la puerta de calle.
Luis, señalando hacia un ciclomotor, (se lo había comprado unos meses antes), le dice a Gabriela:
- ¿ Te llevo ?.
Gabriela, gratamente sorprendida.
- ¡ Bueno, gracias !.
Roberto y Sandra perplejos, mirándose entre sí, comentan al unísono:
- Gabriela, tené cuidado.
Roberto con el índice se toca bajo un ojo, y girando la cabeza para mirar a Luis.
- Luis, tené cuidado.
Gabriela, subiéndose al ciclomotor.
- ¿ Con el ciclomotor ?.
Sandra, sonriendo.
- También... también...
Gabriela y Luis salen soltando una ruidosa carcajada.
Atraviesan toda la ciudad, en su camino se encuentran con el parque Alem, un lugar que en esa época del año y a esa hora,  (es ya de noche), luce espléndido con sus árboles bañados por la luz de la luna y el aroma fresco del río, luego toman por una avenida; Gabriela, debido al intenso tránsito, se aferra a Luis, quién sonríe y aminora la marcha; seguidamente comienzan a circular por otra avenida y pasan por el parque Independencia, el pulmón rosarino, después de transitar unas veinte cuadras desde éste último parque, llegan al domicilio de Gabriela.
Éste se halla en una zona semi céntrica. Gabriela desciende del ciclomotor y caminando hacia la puerta dice:
- Gracias Luis, fue un día  bárbaro.
Luis, sobre el ciclomotor en marcha.
- Chau, yo también la pasé muy bien.
Se miran, él parte. Ella entra y cierra.


MARZO DE 1996.

Francisco se equivoca en el juego y se molesta, luego, con la vista fija en la pantalla pregunta.
- ¿ Porqué no jugamos y nos olvidamos del guión?. Si sigo hablando no voy a ganar nunca.
Fabio, ofuscado, lo mira a Francisco.
- ¿ Pero, qué te pasa?. ¡ Che !. ¡ El guión es mucho más importante que un juego !.
Francisco, no lo mira, habla a la pantalla.
- ¿ Estás seguro?.



FINALES DE FEBRERO DE 1989.

Es un típico mediodía rosarino, húmedo y caluroso.
Un muchacho con un ramo de rosas rojas, espera impaciente detrás de la puerta de vidrio del edificio donde vive Gabriela. Mira hacia su interior.
Gabriela baja del ascensor; se la ve muy hermosa, con un vestido negro y muy bien maquillada;  se dirige hacia la puerta. Mientras sostiene ésta con el pie, el muchacho le entrega el ramo y dice:
- Buenos días, ¿ me firma aquí ?.
Gabriela, sin comprender muy bien la situación y buscando una tarjeta en el ramo; que no encuentra, pregunta:
- ¿ Quién las manda ?.
Empleado, con notable desgano y encogiéndose de hombros.
- Ni idea, yo sólo las entrego. A mí me las dan, y salgo. Más, no sé.
Gabriela, confusa.
- Bueno, muchas... gracias.
Cierra la puerta.

Nuevamente el muchacho del día anterior, espera impaciente detrás de la puerta de vidrio del edificio donde vive Gabriela, con un ramo de rosas rojas.
Gabriela, vestida con un vaquero, una blusa blanca y sin maquillar; baja del ascensor y se dirige hacia la puerta. Mientras sostiene ésta con el pie, el muchacho le entrega el ramo.
- Buenos días, ¿ me firma aquí ?.
Gabriela, pregunta:
- ¿ Éstas tampoco tienen tarjeta, no ?.
Empleado, sonriendo y encogiéndose de hombros.
- No.
Gabriela, cerrando la puerta.
-  Gracias.

Pasados tres días del último ramo, y a la misma hora que en las ocasiones anteriores, suena el portero eléctrico; Ella está desarreglada haciendo la limpieza; tiene puesto un batón, un pañuelo en la cabeza y está descalza. Creyendo que quién llama es otro empleado de la florería, le indica que suba.
Gabriela está escuchando "Manuelita".
Suena el timbre, abre sin preguntar; es otro ramo de rosas, pero quién lo lleva es Luis.
Gabriela trata de justificar su desarreglo. Luis ríe.
Ella busca debajo de la cama unas zapatillas, cuando las encuentra se incorpora y tira un florero.
Ella está más nerviosa aún y Luis más divertido.
Gabriela opta por sentarse y asumir la situación. Se distiende y sonríe.
El tema musical termina.
Luis le acerca por fin el ramo. Ella lo toma, desprende un sobre y retira una hoja de su interior, mira a Luis en gesto de pregunta. Éste la alienta, la incita a que lea. Ella comienza a hacerlo.

Por una mirada.

Sentí que el mundo podía ser mío,
que todo era posible, realizable;                                                                                                                           
supe que no había nada superior a este sentimiento,          Gabriela se        
comprendí que vivir era algo bueno.                                  emociona a      
                                                                                          medida que lee.  
¿ Porqué todo esto ?,                                                                                  
por una mirada que duró cinco minutos.                                                       
Ninguno de los dos habló, nos miramos;                              Gabriela
por tus ojos pude contemplar el universo.                             mira a Luis        
                                                                                           y continúa.     
Hoy deseo verte, que me mires,                                                              
penetrar en tu ser a través de tus ojos,                                  Luis, ingresa al departamento
saber que estás ahí, y confirmarte que,                                     
siempre estarás en mí.                                                        Gabriela lo sigue con    
                                                                                            la mirada y sonríe.       

                                                                                                                              
                    
Gabriela lee en voz alta.
- Para Gabriela...
No puede continuar leyendo la dedicatoria, Luis la ayuda.
-... la mujer más dulce
Gabriela termina.
- ...que jamás haya conocido. Luis.



MARZO DE 1996.

Francisco pierde el juego y se vuelve hacia Fabio diciendo:
- ¡ Te dije !, no tengo que hablar del guión mientras juego.
Fabio, comienza a jugar en la computadora, acota:
- Dejate de estupideces; ¿ la poesía es tuya ?.
Francisco, con un gesto de asombro.
- ¿ Mía ?, ¡ Cómo se te ocurre !. Es de Luis, querido...


FINALES DE FEBRERO DE 1989.

Gabriela está muy emocionada, trata de arreglarse sus rubios cabellos, y con un fulgor indescriptible en los ojos, se pone de pie y va hacia Luis al que, abraza y besa.
- Todo esto es muy hermoso, muy hermoso. No sé si por lo inesperado o.. , pero hermoso...
Luis, responde a los abrazos y besos.
Gabriela deja el ramo sobre la mesa, se lleva el poema y se sienta en la cama; Luis se ubica en una silla y la observa. Ella con una seña lo llama, Luis se incorpora y va a su encuentro; se abrazan y comienzan, con lentitud, a quitarse la ropa.
Gabriela enciende un radio grabador y pregunta:
- ¿ Estás totalmente loco, no ?.
Luego, como corrigiéndose, sigue:
- Estamos totalmente locos, ¿ no ?.
Luis no responde;  se comienza a escuchar la "Quinta sinfonía ", de Beethoven.
Se oye la voz de Fabio interrumpiendo el relato de Francisco.
- ¡ Che, Francisco,...

MARZO DE 1996.

Francisco inicia un nuevo juego en la computadora, pero solo oprime una tecla, pierde, vuelve a jugar, pierde; no oye a su compañero.
Fabio continúa la frase, mira y pasa una mano por delante de la cara de Luis, exclamando:
- .... esa parte no es creíble para nada !.  Tenés que matizarla un poco con alguna otra acción...  ¡ Che, escuchame !.
Francisco sigue oprimiendo la tecla, en un momento deja de hacerlo y asume un aire pensativo respondiendo:
- Bueno..., puede no ser tan así.


FINALES DE FEBRERO DE 1989.

Gabriela deja el ramo sobre la mesa, y sobre éste el poema; se sienta e invita a Luis a hacer lo mismo.
Éste lo hace y luego de unos instantes Gabriela le dice:
- No sé que decir después de esto... ¿ Querés tomar algo ?.
Luis, sonriendo.
- Unos mates. ¿ Puede ser ?.
Gabriela se incorpora y se dirige a la cocina, entretanto Luis curiosea en la biblioteca, seleccionando "Rayuela", de Cortázar; hojeándolo comenta:
- Así que también sos amante de Cortázar, "Rayuela", es la expresión máxima de la locura linda, ¿no te parece ?.
Gabriela, trayendo unas galletitas, y un tanto pensativa.
- Sí, puede ser, pero como obra literaria; a nadie se le ocurriría tratar de vivir como los personajes.
Luis, sorprendido.
- Mirá vos, yo creía que podrías ser mi "Maga".

Gabriela y Luis se encuentran aún sentados a la mesa, sobre ésta se ve un paquete de galletitas vacío.
Ya está oscureciendo cuando Luis se incorpora para marcharse, Gabriela lo observa con un brillo intenso en los ojos, Luis se acerca a la puerta y en ese momento Gabriela le dice en un tono muy dulce:
- ¿ No te querés quedar conmigo esta noche ?.
Luis, sin poder ocultar su sorpresa.
- ¿ Qué ?... Claro que quiero, y no sólo hoy sino todas las noches.
Se dirigen a la cama, comienzan a quitarse lentamente la ropa.
Hacen el amor apasionadamente. Gabriela se detiene en su accionar y escucha; luego dice:
- ¿ Llueve ?.  Sonríe.
Luis, feliz.
- ¡ Llueve !
Se duermen.

Por la madrugada, cuando Luis se está vistiendo para marcharse, Gabriela le pregunta adormilada:
- Pensaba... ¿ No te querés venir a vivir acá ?.
Luis, sonriendo.
- Dejámelo pensar un día y te respondo.
Gabriela, con un tono imperativo, y besándolo.
- ¡ Ésta noche me contestás !.
Luis, saliendo del departamento, con aire de burla.
- Sí, mi adorable criatura.
Luis cierra y sale.

Esa noche Luis aparece en la puerta del departamento de Gabriela, ella abre y lo ve tapado por tres bolsos, en el piso hay una valija.
Luis, un poco agitado, pregunta:
- ¿ Seguís manteniendo la propuesta ?
Ella no contesta, lo ayuda a entrar las cosas.

  
MARZO DE 1996.

Fabio y Francisco siguen jugando con la computadora.
Fabio, temeroso, acota:
- Está bien, ahora es un poco más creíble, pero... ¿ no te parece que sigue siendo un poco apresurado lo del acto amoroso?.... Volteársela así, casi sin preámbulo.
Francisco, ya fuera de sus cabales.
- Pero, ¡ vos que querés, ¿ qué lo haga esperar un año al pobre de Luis ? !, dejate de embromar y seguí escuchando...  Aparte... el guión no puede durar más de diez minutos... ¿ con qué lo pago sino ?... Además no se la "voltea".
Francisco lo mira, réprobo, a Fabio; y continúa.
 - Hacen el amor.


MARZO DE 1989.

Ella llega, sus cabellos dorados opacan los rayos del sol, él no sólo la ve, sino que la siente, sabe que lo transportará a esa tierra de la que cree no querrá volver; es muy bella, inteligente, libre. Él, alguien que cree haber sido golpeado por la vida, pero...
Aparece desde atrás y se sienta en la arena de espaldas al río, frente a Luis
La siente llegar, cuando la ve desaparece el río y todo lo demás. Ella se acerca y le dice:
- Estoy embarazada.
Luis solo dice:
- Hola, mi amor.
La respuesta esconde una especie de confusión, mezcla de felicidad y terror; intenta abrazarla. Ella separándolo le responde:
- No quiero tenerlo.
Aquí la actitud de Luis cambia, se siente envejecer. Con el rostro desfigurado por el dolor, le dice:
Se escucha la voz de Fabio.
- ¡ Pará, pará !,...


MARZO DE 1996.

Fabio, alarmado, completa la frase, palmeándole el hombro, le grita a Francisco:
- ... ¿ no habías dicho que la escena que dejabas era la del  bar ?.
Francisco, llevándose la mano a la frente, se incorpora y saliendo de la habitación por la derecha responde:
- ¡ Tenés razón, que estúpido! .


MARZO DE 1989.

Se sorprende al verla llorar. Es todavía más hermosa. Todo el bar queda mágicamente vacío.
Luis y Gabriela están sentados; se los ve hablando pero no se los escucha; ella ya no llora.
En la barra un mozo termina de preparar un café.
Se oye la voz de Gabriela.
- ...Y no voy a tenerlo.
Gabriela se incorpora mirando fijamente a Luis.
Aquí la actitud de Luis cambia, se siente envejecer. Con el rostro desfigurado por el dolor, dice:
- Si existe..., la decisión es de los dos.
Ella da unos pasos atrás, y con indiferencia responde:
- Lo que se está gestando es parte de mi cuerpo... Y yo dispongo de él.
La puerta del bar se abre y por ella ingresa Francisco,  lo hace por la izquierda. Está vestido igual que en la época posterior, al llegar a la mesa donde se hallan Luis y Gabriela le dice a ésta:
- ¿ Que están diciendo ?... ¡ El guión no es así !... eh..., vos tenes que callar y Luis te dice...
Ninguno de los dos advierte la presencia de Francisco, continúan con su historia.
Con la voz apagada, Luis le ruega:
- ¡ Por favor..., no !.
Francisco trata de interrumpir a Luis.
- ¡ No Luis, así no; vos la convencés... la tenés que convencer para que todo termine bien !
Ella en un tono duro y terminante aclara:
- Está decidido, no lo voy a tener.
Francisco fuera de sí exclama:
- No... , esto es lo que pasó en realidad... , pero el guión termina bien;   ¡ Luis !, vos sos un personaje... , no me representes a mí.
Gabriela da media vuelta y se marcha.
Francisco, tirando el guión al piso, sale detrás de ella.
Luis queda solo, con una rosa roja como mudo testigo de su derrota.


FIN.